miércoles, 28 de octubre de 2015

MADRID, CALLES CON HISTORIA (Calle del Arenal)


La calle del Arenal es una céntrica vía del distrito Centro de Madrid, entre la Puerta del Sol y la Plaza de Isabel II (Ópera).[Su nombre procede del primitivo arroyo que discurrió por su trazado antes de urbanizarse la zona.

   Calle Arenal Siglo XVIII

HISTORIA

La calle del Arenal era en sus comienzos un barrio donde vivían los cristianos en tiempos de la dominación árabe (arrabal de San Ginés). La Iglesia de San Ginés dedicada a San Ginés de Arlés (de origen mozárabe) es una de las más antiguas de Madrid.En el año 1587 la orden de monjas terciarias franciscanas empezó a recoger mujeres de mala vida en el Hospital de Peregrinos.

En esta calle se atentó contra la vida de Luis Amadeo de Saboya en 1872.En el siglo XIX se pobló de diversos Hoteles: Uno de los más conocidos es el Hotel de las Cuatro NacionesHotel Suecia. La casa del popular torero Frascuelo se encontraba en esta calle, lugar donde falleció el 7 de marzo de 1898. En 2006-2007 fue reformada como calle peatonal.


   

Edificios y comercios con historiaEditar

En la calle se conservan la Iglesia de San Ginés, el Teatro Eslava y el Palacio de Gaviria. En cuanto a comercios 'con historia' aquí estuvo la Confitería Prast, que inspiró a Luis Colomael cuento del Ratoncito Pérez para tranquilizar a Alfonso XIII en su infancia por la caída de un diente de leche. Más tarde se abrió en esta misma calle el "museo del Ratoncito Pérez". Desde el pasadizo de San Ginés puede accederse a otro local con historia, la chocolatería San Ginés.

    Iglesia de San Gines

LA HISTORIA DEL COCIDRILO DE LA CALLE ARENAL

La iglesia de San Ginés de Arlés, en la calle Arenal, no es solamente la parroquia más reclamada a altas horas de la madrugada por la famosa churrería con la que linda, ni tampoco por albergar los restos mortales del hasta ahora presidente de El Corte Inglés, sus muros esconden un misterio, el de un caimán víctima de un milagro de La Virgen.

La historia del «cocodrilo de San Ginés» se remonta a la época de los Reyes Católicos. En 1499, su aposentador Alonso de Montalbán, emprendió un viaje a las recién descubiertas Indias para asegurar allí los dominios españoles.

Según cuentan las crónicas, Montalbán volvía de su periplo americano junto con otros caballeros cuando un cocodrilo de grandes dimensiones les empezó a perseguir. Atemorizados ante un ser desconocido, arribaron en Portobelo. Los españoles, confiados en haber «dado esquinazo» al temible monstruo, tomaron tierra y se dispusieron a buscar alimentos.

En esas estaban cuando el persistente caimán apareció de nuevo. Los españoles, valientes guerreros pero también fervorosos cristianos, no se plantearon ni por un instante qué hacer ante tal fatal destino: clavaron rodillas en tierra y se pusieron a rezar a la Virgen para que les salvara de aquel enviado de Satanás.

Quiso Dios, la Divina Providencia de Esperanza Aguirre o la suerte, que una rama, de esas que tanto se caen hoy en día por Madrid, se precipitase sobre el caimán y acabase con la pesadilla del aposentador real y de su familia.

La historia del cocodrilo que reposa en la iglesia de San Ginés
Capilla del Lagarto en San Ginés

En algunas historias se dice que fue la Virgen de Los Remedios, la que invocó Montalbán, quien se apareció sobre el árbol y con su peso rompió la rama para que cayese sobre el cocodrilo. Otras apuntan a que dentro de la rama apareció una talla de la Virgen que el funcionario de los Reyes Católicos llevó consigo en el barco para que les protegiese ante posibles ataques en su regreso a España.

A su llegada a Castilla, Montalbán decidió construir una capilla dedicada a su salvadora en la iglesia de San Ginés y a sus pies colocó el cocodrilo disecado a modo de exvoto y los madrileños la empezaron a conocer como «La Capilla del Lagarto».

¿Y dónde está ahora el «lagarto»?

El «lagarto marino», como se conocía al animal, estuvo a los pies de La Virgen desde 1522 hasta que un día desapareció de su lugar. Que el cocodrilo no está es un hecho, las hipótesis son muchas: Una de ellas dice que fue un antiguo párroco quien, cansado de que la iglesia de llenase de curiosos que tenían más interés en ver al extraño «santo» que en rezar, decidió retirar al caimán y desde entonces no se le ha vuelto a ver.

Otras hipótesis dicen que el animal disecado está bajo el altar, que está en restauración e incluso hay quien dice que el cura se cansó tanto del cocodrilo que le tiró al cubo de la basura.

Hoy en día, el cocodrilo sigue en paradero desconocido y la iglesia de San Ginés sigue atrayendo cientos de fieles que ya no buscan en sus capillas al caimán, sino encontrarse en el lugar donde fue bautizado Lope de Vega o donde se casó Quevedo. Quién sabe si con tanta rama que se cae últimamente, el «espíritu» del caimán de San Ginés decide volver a aparecer por Madrid.


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